CRGR | Centroamérica | 13 de octubre.
Escrito por: Denis Meléndez
Secretario Ejecutivo CRGR
Un 13 de octubre más para nuestra vida seriamente amenazada por varios eventos. Por mandato y conforme la resolución 44/236 de la Asamblea General – Organización de Naciones Unidas (ONU) el 13 de octubre de cada año es el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres. El propósito esencial es la contribución para que la ciudadanía tome aún más conciencia de la necesidad de trabajar diario y la adopción de acciones orientadas hacia un planeta Tierra más resiliente. Que los Estados adopten y dediquen los mejores esfuerzos para el cumplimento del marco jurídico y regulatorio ante los escenarios críticos de riesgo.
En el año 2015 se adoptó el instrumento denominado Marco de Sendai para la reducción de riesgo a desastres. Entre otros elementos, este ofrece siete objetivos esenciales enfocados en el riesgo. Uno de ellos está referido a la necesidad de otorgar prioridad a la gobernanza del riesgo. Luego, en el año 2016, la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR, anteriormente UNISDR, por sus siglas en inglés) lanzó una nueva campaña denominada Sendai siete. Esta enfocada en los siete objetivos del Marco de Sendai.
El objetivo referido a la gobernanza del riesgo tiene como fundamento imperativo la reducción urgente del número de personas que pierden la vida ante los eventos que derivan en desastres. Se afirma -y con justa razón- que la buena gobernanza de cualquiera de los riesgos inherentes a la vida es la que coadyuva a la preservación de ésta. La esencia radica en salvar vidas. Ahora desde nuestra región se debe lidiar con un área geográfica multi amenazas y altamente vulnerable, están presente las crisis globales, y los eventos inducidos, como la sanitaria, la climática, económica, y las que se derivan por una institucionalidad frágil.
Ante los escenarios críticos de riesgo que se derivan de las crisis globales asociados a las amenazas particulares, o eventos inducidos, de la región resulta de urgencia la adopción de Estrategias y todo un marco jurídico y regulatorio que contribuya a la gobernanza de los riesgos que están identificados en cada uno de nuestros países. Además de la responsabilidad del Estado, todas las instituciones de la sociedad deberían hacer propia la agenda que se deriva de la gobernanza del riesgo.
Es evidente, las Estrategias nacionales y locales para la reducción del riesgo de desastres deben ser necesariamente multisectoriales. Por ejemplo, las crisis globales tienen múltiples eventos inducidos que derivan en desastres. Ante la amenaza creciente del hambre y la hambruna urge la adopción de normas que animen para un mejor uso de la tierra. Los códigos de construcción deberían considerar la actividad sísmica de un país, la salud pública acompañada de la labor comunitaria es necesaria, la educación inclusiva ante los riesgos, la agricultura para asegurar la alimentación y nutrición es una prioridad, la protección del medio ambiente, la energía, los recursos hídricos que garanticen el acceso para el consumo humano, la reducción de la pobreza y la adaptación al cambio climático, constituyen elementos esenciales para la gobernanza del riesgo.