Al observar a Centroamérica, se revela una diversidad y complejidad de escenarios, desde lo socio-demográfico, lo histórico, lo cultural y lo ideológico. Dichas complejidades se magnifican con la intensidad y variedad de riesgos naturales, antropogénicos y socio-naturales en la región. El cambio climático recientemente se ha vuelto un desafío para la zona, pero es la susceptibilidad y exposición a dichos riesgos, producto de la insuficiencia de los mal-nombrados “modelos de desarrollo,” que ha generado escenarios de riesgo y desastre.
Esta realidad es fácilmente observada en la nutrida y dolorosa trayectoria de desastres en la región, en particular la del Huracán Mitch, en octubre de 1998, una de las mayores catástrofes de la región Centroamericana. Las pérdidas que sucedieron al Mitch se estiman en alrededor del 30% del PIB Centroamericano. Estos daños expansivos pusieron en aguda evidencia el hecho que los fenómenos naturales no respetan las fronteras físicas ni políticas entre los países, y que los desastres son la materialización de la creciente vulnerabilidad global.
Los principales riesgos en los países de Centroamérica incluyen: terremotos, huracanes, tormentas tropicales, deslaves, inundaciones, erupciones volcánicas, incendios forestales, epidemias y violencia social.
Gracias a dichos procesos, a pesar de su naturaleza como región altamente vulnerable, Centroamérica en la actualidad presenta marcado progreso en la reducción de la vulnerabilidad organizativa y es ejemplo mundial de procesos de incidencia para la reducción y gestión del riesgo.
Los esfuerzos de la región han evolucionado exitosamente desde acciones de respuesta ante emergencias a la gestión estratégica del riesgo de desastres. Con este abordaje, se construye no sólo la capacidad para la gestión reactiva; se agregan elementos correctivos y prospectivos de gestión de riesgo como componentes esenciales para el desarrollo local y comunitario.
En virtud de su estructura como red, la CRGR enfrenta una alta demanda en proporcionar respuestas continuas ante desastres, es por esta razón que esta red con más de 126 organizaciones miembros se preparan para responder ante cualquier evento. Dicha preparación ha requerido de una evaluación precisa de sus propias capacidades y un fortalecimiento garantizado para la respuesta ante desastres.
La CRGR estos últimos años ha venido trabajando en el fortalecimiento de capacidades desde lo local a lo global, para responder y hacerlo de manera oportuna; mejorando su capacidad para la gestión de emergencias; coordinar internamente y externamente con actores incluyendo gobierno e instancias del estado; elaboración de protocolos para asegurar el uso y la aplicación de normas humanitarias; e implementar los principales roles, compromisos, funciones, recursos y alcances en sus respuestas a escenarios previamente identificados.
La Concertación como red de la sociedad civil en Centroamérica ha ejecutado proyectos de emergencia y de formación, a la vez ha venido desarrollando cursos en Agua saneamiento y promoción de la higiene, Medios de vida en emergencia, Administración de Centros de Emergencias MACOE, Liderazgo Humanitario, Construcciones Sismo resistentes viviendas sociales, Gestión de emergencias, Gestión estratégica para la toma de decisiones, Acción sin daño, Gestión del ciclo administrativo y proyecto, entre otros.
Hoy 26 de septiembre el 2017, la Concertación Regional para la Gestión de Riesgos junto con las Mesas Nacionales de Gestión de Riesgos de Centroamérica, Redes y Alianzas lanzan la campaña ¡Centroamérica se prepara! La cual busca visibilizar la preparación de liderazgos locales y la dirección de organizaciones centrales de grupos de sociedad civil a nivel local, nacional y regional que implementan acciones y procesos de respuesta a desastres. A la vez, a través de esta campaña, se hace una atenta invitación para alcanzar juntos una comprensión más profunda de los riesgos que enfrentan las comunidades y los países de la región, para organizarse para hacer frente a dichos riesgos y responder conjuntamente con las comunidades de primera línea y autoridades locales y nacionales.