El pasado 30 de octubre, el Centro Nacional de Huracanes advirtió sobre el inminente ingreso de un fenómeno climático «ETA» desde el Mar Caribe, impactando directamente a Centroamérica. El rápido desarrollo de este fenómeno, tardó en pocas horas en transformarse en huracán de categoría 4, llegando a tierra en la costa atlántica norte de Nicaragua, con una velocidad de hasta 240 km / h.
El desplazamiento de ETA sobre la región provocó múltiples impactos como: lluvias moderadas a fuertes, pérdidas de cultivos, deslizamientos de tierra, inundaciones de ríos, inundaciones, carreteras destruidas, interrupción de los sistemas de agua potable, alcantarillado, electricidad y telecomunicaciones, daños a viviendas parciales y totales, y pérdida de vida humana.
El Sistema de Integración Centroamericana SICA informó que estiman 3 millones de personas afectadas por ETA en la región, al 6 de noviembre, los informes de situación del gobierno arrojaron los siguientes datos:
Ante este panorama, la Organización Panamericana de la Salud anticipó que tras el paso de ETA por la región centroamericana habría un impacto directo en el aumento de casos de contagio de Covid-19, particularmente porque los albergues generan aglomeración de personas y dificultan el control de las medidas preventivas.
Los agricultores y productores de la región estiman una alta pérdida en cultivos de frijol, maíz, musáceas y hortalizas; Aún no existen datos específicos, pero se estima pérdidas superiores al 60%, esto puede provocar alza de precios, poniendo en riesgo el derecho a no padecer hambre ya tener una alimentación adecuada; lo que significa que es necesario asegurar que las familias puedan recibir los insumos necesarios en calidad y cantidad.
La población más vulnerable identificada son mujeres, niñas, niños, ancianos y personas con discapacidad. Por ello, las organizaciones locales de Mesas Nacionales de Gestión de Riesgos monitorean a más de 26,104 familias en Honduras, 7,117 familias en Nicaragua y 7,697 en Guatemala en sus áreas de intervención; monitorearlos para atender sus necesidades básicas.
Ayuda Humanitaria:
Ante este contexto, la Concertación Regional para la Gestión de Riesgos a través de las Mesas Nacionales de Gestión de Riesgos en Nicaragua, Honduras y Guatemala brindan respuesta humanitaria ante las afectaciones provocadas por el huracán ETA en la región.
Este proyecto consiste en cubrir las necesidades urgentes de la población mayormente afectada, mediante la entrega de un efectivo polivalente, que permite a las familias priorizar sus necesidades, además de la entrega de un Kit de higiene, protección y bioseguridad familiar que reduce el riesgo de contagio de COVID19 a 1.565 familias (7.825 personas, de las cuales el 51% son mujeres ), pertenecientes a comunidades de Honduras (La Lima, Omoa, San Manuel, Tocoa, Juticalpa, Olanchito, Trojes y Marcovia); Nicaragua (Wilwilí, Jinotega, Pantasma, Condega, Pueblo Nuevo, Telpaneca y Sébaco) y Guatemala (Ixcán, Chisec y Sayaxche).
La CRGR tiene una larga trayectoria trabajando con las comunidades más vulnerables de Centroamérica a través de las Mesas Nacionales de Gestión de Riesgos en Nicaragua, Honduras, Guatemala y El Salvador.
Más de 10 años de experiencia en la implementación de proyectos de rehabilitación y respuesta a emergencias, causados por eventos de sequía, erupciones volcánicas, terremotos, emergencias por inundaciones y actualmente asistencia de emergencia por la pandemia de COVID-19.
Estas acciones humanitarias se llevaron a cabo de manera eficiente con una respuesta interinstitucional a través de organizaciones locales en atención de primera línea. La experiencia desarrollada y las capacidades instaladas en el liderazgo humanitario han permitido acciones de seguimiento, alerta temprana, evacuación, atención de emergencia y rehabilitación de medios de vida hacia comunidades en riesgo desde un enfoque holístico.