El sector humanitario alcanzó un punto de inflexión en el 2020, el cual fue un año destacado por una pandemia global, que continúa afectando al mundo de diferentes maneras, la naturaleza prolongada del conflicto y el impacto cada vez mayor de ciclones, huracanes, inundaciones y sequías debido al cambio climático.
El Equipo de Respuesta de Emergencia de la Fundación Bill y Melinda Gates realizó este día el evento ¡Esperanza y Luz en el 2021!, con el objetivo de reflexionar sobre cómo estos eventos como el COVID-19 impactó y cambió el sector humanitario, las organizaciones e incluso a cada persona.
Esta sesión virtual reunió a más de 90 socios pertenecientes a diferentes redes del mundo que trabajan en el sector humanitario, entre ellas la Concertación Regional para la Gestión de Riesgos en Centroamérica.
Esta reunión de socios, abrió el espacio para aprender de algunos proyectos y cómo, a pesar de un año desafiante, el trabajo se llevó a cabo, incluso cuando significó adaptarse y tomar decisiones drásticas.
En la jornada, se realizó un intercambio de las experiencias adquiridas en tres niveles: individual (aprendizaje personal), organizacional, sistema (sector humanitario), y también se tuvo la oportunidad de compartir cómo el cambio ha influido en el trabajo de los equipos locales y no locales.
Durante el 2020, el rol de los actores humanitarios locales, tanto del sector público, la sociedad civil, e incluso el sector privado, se vio realzado ya que han tenido que liderar y asumir un papel más importante en la acción humanitaria, según lo expresaron los participantes.
Entre las barreras que se identificaron para que los actores locales asuman una mayor responsabilidad se identificaron: la falta de voluntad política por parte de los actores humanitarios históricamente dominantes, la falta de internet, la organización comunitaria es decisiva, las brechas en la tecnología, los requisitos administrativos y de cumplimiento demasiado complicados por donantes, las actitudes arraigadas de que los actores «internacionales» tienen más «capacidad» que actores «locales», la brecha del idioma, financiamiento restringido, entre otras.
En ese mismo ejercicio, se recopiló cuales serían los puntos clave para facilitar que los actores locales asuman una mayor responsabilidad, entre algunos están: el acceso a recursos, el cambio en la forma en que se asignan los recursos y se desafía el papel de las ONG internacionales, el uso de enlaces virtuales de acceso comunitario por las instituciones locales que garantizan estos derechos, descolonizar el movimiento de ayuda: elevar el problema. Así como también, las asociaciones con otras organizaciones locales, el acercamiento más directo de los donantes y que las ONGI más grandes coloquen a los actores locales a la vanguardia (en lugar de competir para fondos limitados)
Las y los participantes discutieron y reflexionaron sobre las lecciones aprendidas a raíz del contexto vivido durante el 2020 y a la vez identificaron cómo estas lecciones pueden ayudar a guiar el trabajo colectivo en el 2021.
En ese contexto, los actores locales compartieron algunas ideas para fortalecer el liderazgo humanitario, entre algunas de ellas están: mantener la divulgación permanente y el contacto con las comunidades, tomar más posesión desde lo local, mejorar los sistemas comunitarios y trabajar en el fortalecimiento de las capacidades y competencias de cada colaborador involucrado.
Asimismo, los actores no locales manifestaron la manera diferente para trabajar con los actores locales, entre las más mencionadas estás: transferir poder y recursos a los actores locales, dejar que los actores locales dirijan, comunicación y tecnología, rescate del conocimiento local y prácticas ancestrales y abogar ante los donantes por una financiación más flexible y directa para los actores locales.
Como resultado de esta sesión, se nombró al 2020 como el año de los grandes aprendizajes, y se visualizó el 2021 como una luz de esperanza, que brinda una nueva oportunidad para reinventarse y crear nuevas formas para el accionar desde cada una de las organizaciones socias enfocadas en cada una de sus contextos y áreas de intervención.